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Piscinas de Jesuitas |
Hay un momento que tengo grabado en mi memoria. Cuando mis padres se separaron mientras cursaba 2 de BUP tuve que quedarme a comer en el colegio ese año por problemas de logística. Un día cualquiera, al abandonar el comedor y salir a jugar nuestra eventual "pachanga" en el campo de hockey, quedé hipnotizado por un pequeño chaval de unos 7-8 años diría yo, no más, quien barría y dejaba retratado en el suelo a aquel que osase a quitarle el balón. Fue capaz, recuerdo, de regatear en menos de un minuto a unos diez compañeros, todos ellos desplomados y por los suelos mientras el insultante joven talento reinaba y hacía del balón su gran tesoro y de aquel campo de hockey su fortín inexpugnable.
Pero más allá de las destrezas técnicas que ya demostraba, mayúsculas por cierto, lo que más me impactó fueron los gestos faciales y expresiones corporales de aquel niño, un niño que ya había tomado la decisión de ser futbolista por aquel entonces.
El fortín inexpugnable de Ander |
Obviamente, Ander duró en Jesuitas lo que dura un caramelo en la puerta de un colegio. Pronto recalaría en el Amistad y poco más tarde conquistaría Brunete alzándose campeón junto a sus compañeros del Real Zaragoza, mítica generación en la que también figura Pablo Alcolea, siendo nombrado, a su vez, el mejor jugador del torneo por méritos propios.
Poco más tarde, visitaría con la elástica del Real Zaragoza las instalaciones de nuestro colegio para enfrentarse a compañeros suyos, salvo error de un año más, en un partido en el que si no me falla la memoria el resultado final fue 0-1, siendo el gol zaragocista del propio Ander de penalti tras un piscinazo de adivinen ustedes quién. Lo recuerdo, no por verlo, sino porque fue algo muy comentado en los días posteriores.
Durante los años venideros, el joven talento de Jesuitas siguió curtiéndose en la Ciudad Deportiva, liderando generalmente sus equipos pero no por ello dejó de pasar ciertas dificultades en su progresión, muchas de ellas procedentes de su desarrollo físico, que por momentos parecía no arrancar.
En 2005 se proclamaría campeón de España en categoría cadete y ya en periodo juvenil acabó destapando el tarro de las esencias demostrando que todo lo que años atrás se barruntaba en torno a su figura no era mera casualidad.
Ya en el 2008, habiendo Ander terminado su etapa como jugador juvenil -ese periodo en el que grandes promesas caen en el olvido- coincidí con él una noche de verano. Le pregunté que cómo le iba todo, si estaba contento, y él me dijo que sí, que era un privilegiado y que su sueño para la temporada que iba a empezar no era otro que tratar de evitar, en la medida de lo posible, la Tercera División, aunque sí tenía que pasar por ahí lo haría encantado.
En febrero del año 2009 debutaría con el primer equipo en Segunda División. El chico se fue haciendo un hueco y un rol de cierto peso en la primera plantilla, logrando el ascenso y debutando ese mismo año en Primera División el 29 de agosto contra el Tenerife. El sueño se cumplía.
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Debut soñado |
En aquella temporada de bautismo, Herrera jugó 32 partidos macando dos goles. En general bastantes coincidíamos en que apuntaba maneras de ser un buen jugador, otros sin embargo decían que era blando mientras que algunos sostenían que estaba más tiempo en el suelo que de pie. Por no olvidar el ya célebre comentario de mi amigo Eduardo Cariñena, quien en un partido que vimos juntos en "El Charro", lugar frecuentado por Herrera y sus amigos, se arrancó y se atrevió a confirmar, seguro por entonces de sí mismo, "Ander no es jugador de Primera División".
De siempre el aficionado zaragocista ha sido especialmente exigente y poco generoso en halagos a jugadores de la casa. Los casos de Cani, Lafita y Zapater, entre otros, están ahí, especialmente el primero de ellos. Por suerte, mi amigo se vio obligado a recular, rectificó y aún se sonroja cada vez que le recuerdo semejante "perla"...
En la siguiente temporada, 2010-2011, Ander se erigió como uno de los buques insignia de un equipo que volvería a lograr in extremis la salvacion. Sería su última temporada en el municipal poniendo rumbo a Lezama, donde el Athletic Club, por fin, conseguía hacer realidad un fichaje perseguido años atrás.
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Un gol que vale un título |
A día de hoy hablamos de un futbolista que lideró el campeonato de la rojita en la Eurocopa sub-21 con gol incluido en la final, finalista de Copa del Rey y de la Europa League y más que consolidado en Primera División, donde ya es uno de los pilares indiscutibles de su equipo.
Con 24 años es todo un hombre y da gusto verlo hablar tanto dentro como fuera del campo, últimamente en especial fuera de él, concretamente en sala de prensa donde en los últimos meses ha sentado cátedra. Sí, cátedra. Primero, al visitar La Romareda este año como visitante con unas palabras estremecedoras para el aficionado blanquillo...
....y segundo, al dar la cara tras los más que rumores que le llegaron a situar en Old Trafford este verano antes de tiempo haciendo gala de un compromiso y saber estar excelso. La extensa rueda de prensa, de obligada visión, confirma las dotes de Ander para responder con solvencia y salir airoso de las preguntas más que retorcidas de los periodistas, buscando sin acierto dejarlo en entredicho.
De aquí en adelante, sólo él nos irá sacando de dudas en torno a si defenderá o no algún día la camiseta de la selección española absoluta o si acabará fichando a corto/medio plazo por un club que, como a él le gusta decir, le satisfaga más que el Athletic Club y todo lo que le rodea. Veremos.
Pase lo que pase, Ander es lo que es, un gran jugador de fútbol, que se desvive por el balón y que sufre sin él. Una persona sensata, cabal y que tiene muy claro qué es lo que quiere conseguir y cómo conseguirlo, de la misma manera que un día consiguió hacer suyo el campo de hockey de Jesuitas que tanto le añora ahora desde la distancia.