Luis Enrique comienza en menos de una hora el reto más grande de su vida, mayor incluso que el que protagonizó como jugador cruzando el puente aéreo Madrid-Barcelona.
Desde hoy todas las miradas van a estar puestas en él, en él y en Messi, en él y en Neymar, pero siempre en él, siempre. Tras remodelar parcialmente, que no total, la plantilla dos años después de empezar a dar visos de mayúscula necesidad (algunos hablamos de ello en la temporada 2012-2013 pese a ganar la liga), Luis Enrique ha armado un gran equipo que con el permiso de Leo estará condicionado por el mayor o menor rendimiento de un jugador tan diferente como necesario a lo visto en Can Barça durante el último lustro.
Si señores, hablamos de Rakitic, el jugador que en la pretemporada ha sido más vertical que todo el centro del campo de temporadas pasadas, y el mismo jugador que ha chutado desde la frontal más veces que el repoker conformado por Busi-Xavi-Iniesta-Cesc-Sergi Roberto en los últimos años.
El croata es un jugador diferente, vital en las aspiraciones de los azulgrana a la hora de poder ganar títulos esta temporada, un jugador vertical, muy vertical y que a buen seguro que Luis Enrique le otorgará la batuta de la estrategía a balón parado. Al menos, así debería ser.
Luis Enrique triunfará o no en su regreso a la ciudad condal si es capaz de seguir siendo fiel a sí mismo a la hora de tomar decisiones. Hablemos claro. Veremos si es capaz de sentar a Piqué señalándolo y no especulando con meras rotaciones, está por ver si confía o no rotundamente en un jugador con hambre de ser parte de la historia del club de sus amores como lo es el canterano Marc Bartra.
Además, Lucho debe estar preparado para armar al equipo defensivamente a la altura de las circunstancias en partidos que así lo requieran. ¿Veremos a Masche y Busi juntos defendiendo el resultado de ida de una eliminatoria? Veremos señores, veremos, De la misma manera que el asturiano debe recuperar a jugadores como Pedro, hundido por Martino, el propio Pique, caricatura de mal gusto, Neymar y sus lesiones absurdas, Messi y su renacimiento ansiado post-mundial.
Todo ello lo iremos viendo entre todos, el sanedrín blaugrana se apertura oficialente desde este momento. La temporada se atisba muy emocionante y esto empieza ya, sin el sancionado Luis Suárez pero con el adolescente Munir como inesperado protagonista junto a Rafinha. Fiel a sus orígenes brasileños, el canterano ha de demostrar que la sombra alargada de su hermano y su evitable salida no le marcará a él también.
A final de temporada valoraremos a Luis Enrique, conocedor de la Masía y de la idiosincrasia del club, el mismo que le exigió desde que estampó su firma al menos un título para reconocer su trabajo. No lograrlo sería un fracaso, Lucho es consciente de ello y es por ello por lo que desde Generación Naranjito somos claros, muy claros. Quizá demasiado.
No se le exige lograr un doblete o triplete, sería injusto, ni siquiera la Champions, desde luego que no, pero sí ser capaz de competir y recuperar valores perdidos. Ganar la Liga sería un buen comienzo, la Copa sería un mal menor, pero al menos se ha de lograr uno de ellos. Que así sea. Mimbres hay de sobras para ello, excusas, ninguna. Comenzamos.