El envite llega en un momento disfrazado de punto de inflexión para los blaugrana tras su aparente recuperación liguera -así lo propuso el Rayo- a lo que se añade la clasificación para la disputa de una nueva final de Copa del Rey.
Llevo varios días pensando en el partido de mañana. Como es habitual, he tratado de intuir el posible 11 que el Tata confeccionará para la ocasión. Las escasas rotaciones en Liga el pasado sábado dan lugar a suspicacias varias, pero creo que el técnico argentino dispondrá de los mismos once jugadores que empataron en San Sebastián con la variante obligada de la portería, es decir, Gerardo Martino se encomendará a Busi, Xavi, Cesc, Iniesta, Messi y Pedro con el fin de custodiar el balón y que el rival, de paso, ni lo huela. Veremos...
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Yaya Toure, el error de Pep |
Errores del pasado
Recuerdo con impotencia el infausto partido ante el mediocre Inter de Milan de hace cuatro temporadas donde el FC Barcelona, entre otras razones, perdió por 3-1 por no incrustar a Yaya Touré en la medular junto a Sergio Busquets. Craso error el de Pep, uno de los pocos que cometió. Mañana, no sólo no podrá alinear al marfileño sino que encima lo sufrirá en sus propias carnes como rival junto al "recién" recuperado Fernandinho. Llámenme cochero, llámenme como ustedes quieran, pero mañana lo que prima es evitar un partido de ida y vuelta donde el equipo español tiene todas las de perder, principalmente porque defensivamente sigue sin estar a la altura de las circunstancias.
Por eso, por eso mismo, creo que mañana Alex Song, con sus limitaciones evidentes y visibles por todos, debería escoltar y custodiar la sala de maquinas de un equipo sabedor de que en el año 2010 y en el 2012 se esfumaron sendas ocasiones de oro para hacer historia y sumar la quinta y, por qué no, sexta orejuda. Oportunidades desperdiciadas que ya no volverán tan tan fácilmente nostalgia al margen.
Ahora, varios años más tarde, y con el mismo bloque por bandera con un físico y un depósito de gasolina a la deriva, ya no vale sólo con tocar y tocar. No señores, ya no vale. Seamos realistas, Este equipo, para optar a ganar títulos, lo cual pongo más que en entredicho más me duela, debe aferrarse a empezar los partidos inspirado, finalizar las jugadas que sólo él no finaliza con demasiada frecuencia y, sobre todo, a no desperdiciar las ocasiones de las que disponga, circunstancia muy habitual en el conjunto catalán en los últimos años en momentos clave.
Prueba de ello, incorporo un vídeo con los mejores momentos de la ida de las semifinales de la Champions League del año 2012, donde el Chelsea acabaría ganando por 1-0 tras 90 minutos repletos de ocasiones malogradas. Aquella noche, fatídica, no se hubiera perforado la meta de Cech ni aunque el partido hubiese durado 300 minutos. Así es el fútbol. Caprichoso y cruel en el momento más inoportuno.
A buen seguro que Francesc Fábregas recuerda aquél encuentro en el que desperdicio en una sola parte tres ocasiones manifiestas de gol, recibiendo no menos críticas por ello a la postre, la mayoría de ellas injustas como el tiempo se está encargando de demostrar. Junto a él, Alexis tuvo dos oportunidades más, travesaño incluido, a las que se sumarían las de Pedro, otro palo, Messi y Puyol. Increíble pero cierto.
Referente Cesc Fabregas
Retomo la figura de Cesc. Aquel partido ha marcado la carrera del de Arenys de Mar junto a la final de París del 2006 con el Arsenal. Ya son dos las oportunidades que se le han esfumado, y quien sabe si el futuro le aguardará una tercera. Para acceder a ella, el partido de mañana es una oportunidad de oro para él. Para dejar de ser recordado como alguien errático en partidos clave del FC Barcelona y para empezar a ser valorado y respetado como lo merece desde hace no poco tiempo. Como campeón de Europa y del Mundo con la roja y como, a día de hoy, el futbolista más en forma de su equipo. Y como lo más importante, como el presente y futuro más inmediato de su equipo.
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Un estado de forma incuestionable |
Sus números están ahí, 12 goles y 16 asistencias en 34 partidos con el ultimo tercio de temporada por disputar todavía.
Por eso, finalizó mi propuesta proyectando una idea concisa y sencilla. Gerardo Martino debe encontrar la fórmula que asegure y canalice el grueso de las jugadas de ataque en las botas de Cesc. Él mejor que nadie se entiende con Leo Messi y el más que nadie presenta un apetito voraz hacia el único título que se le resiste. Es la hora de Cesc, ¿quién si no?
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