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Ese gesto tan característico. |
Luis era distinto, no se dejaba intimidar ni influenciar por nadie. Que se lo pregunten a Eto'o, a Reyes, incluso a uno de sus elegidos, Fernando Torres. Capaz de llamar jetas a sus jugadores al mismo tiempo que motivaba a los suyos. Luis era distinto, insisto, diferente a los demás.
Vicente del Bosque cogió las riendas de un equipo ya hecho, ganador y lo ha sabido mantener, otra gesta desde luego, pero el actor principal es y será Luis. El cogió a una selección en descomposición y tocó fondo con ella en octavos de final en el mundial de Alemania del año 2006. Y él y sólo él la rehizo y la convirtió en la envidia de toda Europa.
Los tabloides y las ratas daban por hecho su adiós al frente del combinado nacional pero Aragonés decidió continuar soportando infamias, calumnias y descalificaciones varias fueras de lugar hacia su figura e incluso su persona. La carga que tuvo que soportar, lejos de hundirle y amilanarle, le hizo todavía más fuerte, más seguro de sí mismo. Implacable. El vídeo que se incorpora previo a este párrafo es un ejemplo de ello. Alfonso Azuara sufrió en sus propias carnes como se las gastaba nuestro protagonista. Las ratas se iban apartando del camino.
Con la Eurocopa de Austria y Suiza a menos de dos años vista, la meta hasta entonces siempre fue vislumbrar la manera de rodear el balón de solistas, de jugadores diferentes, endebles físicamente pero maestros de ceremonia a la hora de proteger y mimar la pelota. Por eso se aferró a la batuta de Xavi y en torno a él aunó a un grupo de excelsos futbolistas entre los que destacaban Senna, Xabi Alonso, Andrés Iniesta, David Silva, Cesc Fabregas y compañía.
Sin embargo, su mayor conquista fue la de certificar el relevo y otorgar el 7 de España a David Villa, hasta entonces un notable delantero y a día de hoy máximo goleador de la selección nacional con 56 dianas, hecho que aún tiene más mérito si por el camino se perdió la pasada Eurocopa del 2012 por una grave lesión. Sobran las palabras. El acierto fue espectacular.
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Villa, una Eurocopa inolvidable. |
El relevo, sin embargo, no fue fácil. En el camino se quedaba Rául González Blanco, mito del madridismo que sin embargo veía como sus momentos de gloria y su indiscutible entrega no eran suficientes para no caer desbancados de la lista de elegidos. Luis lo apartó de forma irrevocable. La prensa y las ratas, como no podía ser de otra manera, se volcaron con el ex 7 hasta el último momento pero el seleccionador hacía ya tiempo que había tomado la decisión.
Raúl no jugaría aquella Eurocopa ni, a la postre, volvería a vestir la elástica de su país nunca más. El resultado ya lo saben todos ustedes. España sería campeona de Europa ofreciendo al espectador diversas y variadas obras de arte, partidos de mucho más de 90 minutos. Aquellos encuentros no debieron terminar nunca. Años más tarde, la herencia dejada se traduciría en un Mundial soñado y en la confirmación de una época dorada con una nueva Eurocopa.
Se adjunta vídeo en el que se aprecian las charlas del seleccionador a los suyos. Impresionante.
Desde mi rincón, desde Generación Naranjito, mi más sincero reconocimiento hacia tu figura y persona. Gracias Luis, gracias por ser siempre tú mismo, fiel a tus ideas y principios y gracias de todo corazón por tomar tus propias decisiones y no dejarte influenciar por nada ni por nadie. Tú y sólo tú supiste apartar a las ratas del camino.
Y ganar, y ganar, y ganar, y ganar y ganar... Descanse en paz.
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